jueves, 8 de julio de 2010

Suelo: su importancia

Un artículo de Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social

El suelo es un recurso natural que corresponde a la capa superior de la corteza terrestre. Contiene agua y elementos nutritivos que los seres vivos utilizan. El suelo es vital, ya que el ser humano depende de él para la producción de alimentos, la crianza de animales, la plantación de árboles, la obtención de agua y de algunos recursos minerales, entre otras cosas. En él se apoyan y nutren las plantas en su crecimiento y condiciona, por lo tanto, todo el desarrollo del ecosistema.

Estamos acostumbrados a pensar al suelo, que habitualmente denominamos tierra, como algo muerto, donde podemos instalar, acumular o tirar cualquier elemento sólido o líquido que ya no nos es de provecho o que sabemos que es tóxico.

El suelo es un recurso natural que corresponde a la capa superior de la corteza terrestre. Contiene agua y elementos nutritivos que los seres vivos utilizan. El suelo es vital, ya que el ser humano depende de él para la producción de alimentos, la crianza de animales, la plantación de árboles, la obtención de agua y de algunos recursos minerales, entre otras cosas. En él se apoyan y nutren las plantas en su crecimiento y condiciona, por lo tanto, todo el desarrollo del ecosistema.

La degradación del suelo consiste en el deterioro de su calidad y, consecuentemente, de su aptitud productiva. Ese deterioro le impide cumplir plenamente las funciones citadas para con las plantas. Por lo general se inicia con la desaparición de la vegetación natural que los cubre y con la roturación excesiva. Ambas prácticas exponen al suelo a la radiación solar directa, lo oxigenan excesivamente y facilitan la muerte de muchos de sus pequeños habitantes. Todo conduce a acelerar la biodegradación del humus, con lo cual desaparecen los agregados, y con ellos la trama porosa que éstos habían generado. El agua y el aire ya no circulan con facilidad, la superficie del suelo se apelmaza y hasta puede tornarse impermeable, con lo cual el agua de las lluvias, en lugar de almacenarse en su interior, se pierde por escurrimiento superficial y se hacen frecuentes los encharcamientos y anegamientos cada vez que llueve. Los rendimientos de los cultivos declinan y la explotación se hace cada vez menos rentable.

Podemos decir que un suelo está contaminado, cuando las características físicas, químicas o biológicas originales han sido alteradas de manera negativa, debido a la presencia de componentes de carácter peligroso o dañino para el ecosistema. Actualmente, la contaminación de los suelos se encuentra cada vez más en el punto de mira de la gestión medioambiental, debido principalmente al riesgo que un suelo contaminado puede suponer para la salud humana y para el correcto funcionamiento de los ecosistemas. Pero a pesar de los problemas que puede ocasionar esta contaminación, el hombre sigue abusando del suelo; utilizándolo de manera continua e indiscriminada en muchas ocasiones, dando lugar a que las propiedades naturales del suelo se vean negativamente afectadas.

En la mayoría de las ocasiones, la contaminación es producida de una manera artificial por la actividad humana, pero también puede ser ocasionada de una forma natural, aunque esta no sea la más común.

La contaminación del suelo es el resultado de la deposición final sin tratamientos previos de una cantidad increíble de sustancias contaminantes, además de los químicos utilizados en otras tareas que también terminan en el sustrato de la tierra. Tomemos como ejemplo el caso de los plaguicidas, cada vez más utilizados para el control de plagas de una industria competitiva y creciente como la agrícola, los productores echan mano de productos químicos cada vez más peligrosos para la tarea, dentro de las ramas existentes: insecticidas, herbicidas y funguicidas. Representan el primer agente contaminante del suelo, no sólo por afectarlo directamente, sino que además extermina tanto a la plaga como a otras especies, generando un desequilibrio ambiental, y contaminando además la producción alimenticia.

El recurso suelo de Argentina ha sido la base principal del desarrollo económico del país. Largos períodos con grandes cosechas hicieron que al país se lo llamara “El granero del mundo”. Desde otras latitudes, el nombre de Argentina se asociaba con amplias planicies de inagotables suelos profundos, oscuros, capaces de producir altos rendimientos de granos y carne de excelente calidad. Estos conceptos son relativamente válidos para la Pampa Húmeda que ocupa algo menos de un tercio del territorio, donde las planicies son dominantes, formadas por sedimentos modernos no consolidados, con pastizales naturales y clima templado. Sin embargo, los dos tercios restantes son altamente contrastantes, la mayor parte dominada por clima árido. Debe aplicarse riego para la producción de cultivos, la que sólo se practica en la proximidad de los ríos principales o en pequeños oasis.

El reconocimiento de procesos de deterioro de los suelos en la Argentina se vincula primordialmente a las consecuencias de las actividades productivas primarias y a condiciones naturales pre disponentes. Así, fenómenos como la erosión, la salinización, la pérdida de fertilidad química, la desertificación, y otros, han concentrado notables esfuerzos en investigación y gozan además de un amplio conocimiento público. El deterioro ocasionado por el uso del suelo como cuerpo receptor de agente contaminantes, no ha tenido, en cambio, un equivalente desarrollo investigativo ni normativo.

Estos factores inciden cada vez más y, hacen sentir la necesidad de un planeamiento adecuado para la toma de decisiones. Para lograrlo, tanto las autoridades como el sector directamente involucrado con la producción deben contar con todos los datos esenciales sobre las características, propiedades, limitaciones y posibilidades de estos recursos. En función de estos factores que determinan los problemas del suelo, pueden establecerse como área importante que debe ser estudiada a través de programas integrados, entre los cuales hay que establecer:

-Monitorear los efectos a largo plazo de las prácticas agropecuarias y forestales, en la calidad del suelo.
-Evaluar el impacto económico de prácticas de manejo alternativas diseñadas para mejorar la calidad del suelo.
-Examinar el avance de la degradación, la erosión y la acidificación de los terrenos.
-Examinar la efectividad de las políticas diseñadas para dirigirse al tema de calidad del suelo agrícola.
-Mejorar el análisis de las políticas de calidad de suelo incluyendo no sólo valores ambientales sino también factores sociales y económicos.

La información disponible de investigación sobre los tipos, causas, grado y severidad de la degradación de tierras es todavía insuficiente en la mayoría de los países de América Latina. Esta falta de información dificulta enormemente la identificación y la puesta en práctica de estrategias efectivas de conservación y rehabilitación de tierras. Para superar los problemas mencionados, se deben considerar soluciones que impliquen una acción inmediata y, también, métodos de prevención para impedir mayor deterioro futuro. Parte del deterioro causado lo puede solucionar la naturaleza misma con sus ciclos naturales. Por ello la acción del ser humano debiera contribuir a crear las condiciones necesarias para que la naturaleza emprenda su obra de restauración. Sin embargo, recuperar el suelo una vez que éste ha sido destruido es un proceso lento si se lo deja sólo a su ritmo natural, y muy costoso si se trata de acelerarlo. Por lo tanto, lo más razonable es evitar que se destruya el suelo. www.ecoportal.net

martes, 6 de julio de 2010

El Bicentenario, el Inti y la biocapacidad

Argentina es uno de los 10 países del planeta con mayor biocapacidad. Asimismo, somos el cuarto país del mundo si consideramos la biocapacidad no utilizada que excede a la huella ecológica. En este contexto es inimaginable pensar en escenarios a futuro de nuestro país, sin asignar un papel protagónico a la producción agropecuaria. El eje de análisis será la aplicación del modelo actual de tecnología de siembra directa y factores conexos. Considero conveniente conocer datos básicos de nuestra estructura productiva primaria y compararlos con información norteamericana.

Estructura de la producción agropecuaria. Según el Censo 2002, la tierra agrícola y forestal del país cubre 175 millones de hectáreas (ha) y es trabajada por 297.000 emprendimientos. Esto significa una reducción muy importante respecto del Censo 1988, en que se individualizaron 378.000 emprendimientos. Como una medida directa de la concentración, se debe tener en cuenta que hay 29.037 unidades que ocupan el 78% del total, con una superficie promedio de 4.695 ha.Los valores parciales y preliminares del Censo 2008 muestran que se mantiene la tendencia de concentración, a un ritmo menor.

En Estados Unidos, la media por establecimiento es mucho más pequeña que la argentina o la inversa: la tierra está mucho más distribuida. Como medida fuerte de la diversificación de actividades al interior de cada unidad, debe tenerse en cuenta que allí el 40% de las unidades medianas o mayores se dedican a producir y comercializar 4 o más tipos de bienes agropecuarios.

Con respecto a la distribución en la cadena, existen uno o varios factores distorsivos importantes: en el período entre censos

· Presencia de intermediarios no necesarios.

· Dominancia en la cadena de valor por parte de eslabones que ejercen un poder oligopólico.

· Falta de interés del productor primario por el proceso de agregado de valor posterior, lo cual hace que se limite a buscar su rentabilidad en la tranquera del campo, cediendo en la práctica plusvalía a los exportadores o a los eslabones subsiguientes.

· A la inversa, falta de vínculos estables de los industriales con sus proveedores, con lo cual se establece aquí una hegemonía por parte de los industriales, al contar con una oferta dispersa de materia prima.

Si cotejamos con EEUU, el 38% de toda la producción agrícola se hace bajo contrato con un transformador industrial. Esta cifra instala la llamada producción primaria como un eslabón fuertemente integrado a la industria procesadora.

Existe una faceta crítica de toda la problemática agraria: cómo la agricultura industrial, aquella que prioriza el negocio por sobre la relación hombre-suelo-clima, puede simplificar tanto el diseño de la actividad, que se convierte en una tarea extractiva, con más analogías con la minería que con la actividad de los agricultores chinos que llevan 4.000 años de trabajo continuo sobre la misma tierra.

La agricultura industrial opera con el siguiente conjunto tecnológico, propio de la siembra directa:

· Aplicación de herbicida total.

· Siembra directa con simultánea aplicación de fertilizantes.

· Eventual reiteración de aplicación de herbicida.

· Eventual aplicación de funguicidas o insecticidas.

· Cosecha.

Desde una mirada industrialista simple, parece todo ganancia. Más eficiencia, menos trabajo en campo, más producción probable, pero es mucho más complicado que eso. El paquete tecnológico de la siembra directa, a nuestro juicio, provoca modificaciones estructurales en la producción agropecuaria argentina, que no se ven reflejadas en la misma dimensión en Estados Unidos.Hemos de desagregar los efectos técnicos, económicos y sociales del paquete observados aquí.

Efectos técnicos positivos: el único punto sobre el que no hay discusión es que la siembra directa reduce los riesgos de erosión. En todo otro aspecto, hay dudas o directamente cuestionamientos que describiremos enseguida.

Principal efecto técnico dudoso o cuestionado: una faceta crítica es, que la agricultura industrial prioriza el negocio por sobre la relación hombre-suelo-clima, simplifica tanto el diseño de la actividad, que se convierte en una tarea extractiva, con más analogías con la minería que con la actividad de los agricultores chinos que llevan 4.000 años de trabajo continuo sobre la misma tierra.La relación con el suelo:es un sustrato de importancia menor, al cual se incorporan los nutrientes críticos y la semilla, se vigilan las pestes y luego se cosecha. Otros efectos: nuevas malezas resistentes a los herbicidas, y por lo tanto más herbicidas; hay objeciones metodológicas por el impacto en el contenido en el suelo y su compactado, a la vez, en la absorción de agua.

Los efectos económicos, sociales y ambientales: el paquete tecnológico de la siembra directa, a nuestro juicio, provoca modificaciones estructurales en la producción agropecuaria en tanto reduce significativamente la necesidad de trabajo personal, tanto calificado como no calificado, se basa en tecnología de equipos costosos.Los efectos pueden ultra resumirse en, un panorama incierto sobre la calidad del suelo para las futuras generaciones; un aumento de la concentración de la tierra con sus impactos sociales y económicos; una deslocalización de parte de los ingresos agropecuarios, que migran hacia los grandes centros urbanos y el exterior que generan una desinversión regional; la falta de actores locales o regionales para integrar la cadena de valor hasta los productos finales; el deterioro – en algunos casos muy fuerte - de las condiciones ambientales para las comunidades vinculadas.

En síntesis, el conjunto de diferencias estructurales tiene varias consecuencias en cuanto a la aplicación del paquete tecnológico, que empiezan por lo cuantitativo: en Argentina más del 50% de la superficie sembrada aplica siembra directa y en Estados Unidos solo el 20%.

Qué hacer: Es necesario configurar una red técnica que conecte el campo argentino con la industria. En tiempos que se reitera la necesidad de tener políticas de Estado en temas clave, se debería afirmar que los suelos agrícolas argentinos son un patrimonio nacional, de propiedad y explotación privadas, pero cuya fertilidad es de interés público. Resulta conveniente en este contexto el dictado de al menos la siguiente legislación:

· Ley de uso de suelos

· Ley de arrendamientos, con obligaciones para quien toma en arriendo y para quien cede en arriendo.

· Ley de promoción integral de la industrialización local de la producción agropecuaria.

· Normativa rigurosa para el uso de herbicidas y pesticidas.

Son los cuatro flancos hoy descubiertos, que una vez ordenados permitirán, a mi criterio, mejorar la compatibilidad entre la tecnología utilizada en el sector primario y la calidad de vida general.

* Ing. Enrique Martínez- Presidente del INTI (abstract del documento completo)